CONSIDERACIONES METODOLÓGICAS PARA EL ESTUDIO DEL PROCESO
SALUD-ENFERMEDAD
“Este nuevo
planteamiento del problema entraña ya, incluso, su solución.” Marx, “El trabajo
enajenado”
Niveles de análisis
El proceso
salud-enfermedad es una realidad concreta que se presenta en individuos y
grupos con determinadas características socioeconómicas y culturales, producto
de sus condiciones reales de trabajo y de vida. El proceso salud-enfermedad se
encuentra, por tanto, vinculado a la forma en que los seres humanos producen y
se reproducen, tesis de la que partimos.
De acuerdo con
lo anterior, las causas e implicaciones del proceso salud-enfermedad deben
buscarse en última instancia en la estructura y organización de la sociedad, es
decir, en el ámbito de lo social, aún cuando aquél se manifieste, en forma
concreta, en seres humanos.
Además de este
enfoque, podemos mencionar otros dos que dan por resultado niveles de análisis
distintos del proceso salud-enfermedad. Los tres
niveles se encuentran vinculados entre sí, pero cada uno de ellos es válido en
cierto momento, y responden a necesidades y circunstancias individuales y
sociales diferentes.
Primer nivel.
La enfermedad
se presenta en un organismo determinado y para resolver el problema de salud
que lo afecta se requiere el concurso de la medicina y ciencias afines. En base
a las teorías, métodos, técnicas e instrumentos disponibles se realiza un
diagnóstico de la enfermedad, para lo cual se elaboran previamente hipótesis de
presunción, sobre todo cuando el cuadro clínico es complejo. El diagnóstico
permitirá iniciar el tratamiento de la enfermedad a fin de restablecer la salud
y eliminar o reducir al mínimo las secuelas incapacitantes. Este nivel
encuentra su ubicación en el modelo que considera un solo tipo de causas de la
enfermedad, ya que el interés radica en eliminar el o los agentes patógenos,
físicos, químicos o mecánicos que ocasionan la alteración de las funciones
“normales” del organismo. Este modelo orienta la búsqueda de la causa que
produjo la enfermedad pero de acuerdo con una concepción de ésta. El ideal,
aquí, es establecer una relación uno a uno, en la que una causa es necesaria y
suficiente para que se produzca determinada enfermedad (etiología específica).
Si se logra esto, podrá incidirse en forma directa e inmediata en el agente
patógeno, físico o químico que daña la salud.
Este modelo
encuentra su sustentación teórica en el conjunto de reglas conocido como
postulados de Koch. Este nivel de análisis e interpretación de la enfermedad, y
la consecuente práctica médica, es el de la medicina curativa que busca la
reincorporación de las personas a las actividades que desempeñaban antes de
enfermarse o accidentarse. De acuerdo con este enfoque, para resolver el
problema de salud individual basta la acción competente del equipo de salud,
apoyada en una infraestructura médica adecuada. Cualquier otra consideración es
secundaria. Aquí, la utilización de las ciencias sociales está prácticamente
ausente y los datos socioeconómicos que se anotan en la historia clínica se
presentan como datos aislados, abstractos (ocupación, escolaridad, etc.), que
poco o nada dicen de las verdaderas causas por las que los individuos se
enferman o accidentan.
Es importante
subrayar que este enfoque de la enfermedad, y por consiguiente, la forma de
abordar su tratamiento, es un logro objetivo, real, de la medicina como
práctica científica “aislada” de las condiciones sociales que determinan cómo,
de qué y con qué frecuencia y gravedad se enferma la gente. Es una práctica que
se sustrae de las verdaderas causas de la enfermedad pero que tiene su validez
de acuerdo con dicho enfoque: la enfermedad vista como un problema individual,
separada de las condiciones en que se produce, que son condiciones sociales: la
forma como los individuos se relacionan con la naturaleza y con los demás
individuos para producir y reproducirse.
Segundo nivel.
El individuo ya
no se concibe en forma aislada sino como parte de una comunidad que tiene
ciertas características socioeconómicas y culturales y está expuesto a
determinados riesgos de enfermedad. De acuerdo con esto, la enfermedad se
relaciona con: factores sociales, económicos, culturales, físicos, químicos,
etc, a fin de establecer regularidades empíricas entre estos factores y el
tipo, frecuencia y gravedad de la enfermedad. Ésta se vincula, por lo tanto,
con condiciones deterioradas de vida y de trabajo (hacinamiento, falta de agua
potable, desnutrición, educación médica deficiente, presencia de factores
físico-químicos o mecánicos en el medio de trabajo y que resultan adversos para
la salud, etc.). se adopta un modelo multicausal y se deja de sentir el nivel
de comprensión de la enfermedad como algo social en cuanto que se consideran
variables que hacen mención de aspectos sociales, pero no permiten una
comprensión profunda del verdadero significado de lo social.
Este nivel de
análisis se basa en el modelo de la historia natural de la enfermedad de
Leavell y Clark, que rebasa al modelo unicausal en la búsqueda de las causas de
la enfermedad, pero es un enfoque ahistórico y mecanicista que no permite
establecer una jerarquía entre los factores sociales y físicos, sino sólo
señalar relaciones externas e inmediatas entre los fenómenos.
Esta forma de
concebir la enfermedad vinculada a factores sociales y físicos es el enfoque de
la epidemiología tradicional, que puede definirse –según Macxy- como “la rama
de la ciencia médica que estudia las relaciones entre los diversos factores y
condiciones que determinan la frecuencia y distribución de un proceso
infeccioso, enfermedad o estado fisiológico, en una comunidad humana”. Este enfoque
representa, sin duda, un avance cuantitativo respecto del anterior en la
concepción de la salud y la enfermedad y en las prácticas para prevenir los daños
a la salud y restablecerla.
Tercer nivel.
Busca conocer
las causas fundamentales de la enfermedad, la esperanza de vida y la muerte, y
del acceso real a los servicios médicos en los seres humanos, no vistos en
forma abstracta sino como seres históricos que pertenecen a grupos sociales que
trabajan y viven de determinada manera, resultado de la forma en que se
estructura y organiza la sociedad para producir y reproducirse. En este nivel
se trata de descubrir los nexos internos entre los fenómenos, la esencia, a fin
de establecer leyes que, si bien a nivel de tendencia, orientan la búsqueda de
las causas determinantes y condicionantes de la enfermedad y de los demás eventos
relacionados con la misma, y permitan plantear alternativas de solución dentro
de una formación social históricamente determinada.
Para conocer
las causas fundamentales de la enfermedad vista como un fenómeno social, y
formular leyes, tiene que recurrirse a categorías tanto teórico-metodológicas
como histórico-sociales. Entre las primeras se encuentran causa y efecto,
esencia y fenómenos, necesidad y casualidad, contenido y forma, lo singular y
lo general, posibilidad y realidad; hay que incluir además las leyes del
materialismo dialéctico: ley de la unidad y lucha de contrarios, ley del paso
de cambios cuantitativos a cambios cualitativos y ley de la negación de la
negación. Entre las segundas tenemos: modo de producción, proceso de trabajo,
clases sociales, condiciones materiales de trabajo, condiciones materiales de
vida, estado, ideología, etc.
Las categorías
histórico-sociales son también instrumentos teórico-metodológicos ya que
orientan el análisis de los fenómenos concretos al proporcionar –a nivel
teórico- los elementos y relaciones básicos que deben analizarse en una
realidad específica.
Este tercer
nivel supone a su vez un enfoque que supera al anterior, ya que implica un
cambio cualitativo en el análisis y comprensión del proceso salud-enfermedad.
En este nivel se sitúa el quehacer de la sociología médica marxista, la cual
considera que la salud-enfermedad, aún cuando se manifiesta en organismos
concretos, es un fenómeno social cuyas causas deben buscarse en la estructura
misma de la sociedad a fin de determinar por qué existen situaciones
diferenciales entre las clases sociales respecto del tipo, frecuencia y
gravedad de la enfermedad, así como en la concepción de ésta, en la esperanza
de vida y muerte y en el acceso real a los servicios médicos.
La sociología
médica marxista pretende, pues, crear leyes y teorías para explicar la
salud-enfermedad como fenómeno social, para lo cual tiene que destacar los
aspectos y relaciones esenciales – vía el recurso de la abstracción- que la
teoría científica y la práctica concreta señalan como los más comunes,
fundamentales, de la realidad concreta. La sociología marxista vincula lo
teórico con lo empírico, lo abstracto con lo concreto, a fin de alcanzar, a
través de categorías, leyes y teorías, una comprensión más profunda del proceso
salud-enfermedad.
De acuerdo con
esto, la sociología médica marxista utiliza categorías más abstractas para
explicar un fenómeno concreto ubicado en una totalidad históricamente
determinada. Así, un enfoque supera al de la epidemiología tradicional que
solamente se queda en el plano de lo empírico, de lo inmediato, al establecer
regularidades empíricas entre factores sociales y físicos y la
salud-enfermedad.
La sociología
médica marxista explica, sobre la base de categorías teórico-metodológicas y de
categorías histórico-sociales, la presencia de estas regularidades empíricas, es
decir, propone hipótesis globales que permitan un análisis más completo y profundo del proceso
salud-enfermedad. Aquí radica su enfoque cualitativamente superior.
En los tres
niveles que hemos descrito pueden emplearse métodos, técnicas e instrumentos
para obtener información empírica de la realidad concreta; la diferencia
estriba en el tipo de realidad que se estudia en cada nivel. Para el estudio
del proceso salud-enfermedad es necesario tomar en cuenta aquella perspectiva
teórica que permita una comprensión y explicación más profundas de dicho
proceso a fin de evitar análisis superficiales o fragmentarios sobre el mismo,
o que sólo profundicen en la forma en que se presenta un problema de salud en
un momento determinado y dejen de lado su desarrollo y transformación, o que
aíslen el fenómeno que se estudia de las condiciones sociohistóricas en las que
se encuentra inmerso. Asimismo, es necesario evitar que el estudio de la
salud-enfermedad, visto como un fenómeno social, se inicie a partir de
cualquier elemento, o separarlo de la totalidad (la sociedad en su conjunto) de
la que forma parte. Es importante señalar que el investigador tiene que aislar,
pero en la mente –vía el recurso de la abstracción-, los fenómenos objeto de
estudio, a fin de poder iniciar un análisis intensivo sobre sus diferentes
aspectos y relaciones, pero esto no significa que los fenómenos se encuentren
en forma aislada en la realidad concreta.
Proceder a
estudiar el proceso salud-enfermedad sin tomar en cuenta lo anterior es adoptar
el enfoque de la corriente positivista y sus variantes (el funcionalismo y el
conductismo), lo cual limita el conocimiento científico de la realidad
objetiva, en este caso del proceso salud-enfermedad. Por ello es
necesario tener presente durante el proceso de conocimiento de la realidad las
premisas fundamentales del materialismo dialéctico e histórico a fin de
orientar el estudio de los fenómenos concretos así como la selección, diseño y
aplicación de los distintos métodos, técnicas e instrumentos de investigación.
De acuerdo con
lo anterior, el conocimiento científico sobre el proceso salud-enfermedad y la
forma en que se encuentra relacionado con la estructura socioeconómica de la
sociedad debe adquirirse a través de la práctica científica, empleando teorías,
métodos y técnicas que permitan la apropiación teórica de la realidad concreta,
en este caso del proceso salud-enfermedad y sus diversos aspectos y relaciones.
Asimismo, la transformación de las condiciones materiales adversas para la
salud sólo puede llevarse a cabo a través de prácticas concretas, por ejemplo
la lucha de clases, para arrancar al capital diversas reivindicaciones en el
campo de lo económico, lo político y de la salud.
Los
planteamientos anteriores son las tesis generales del materialismo dialéctico e
histórico que debemos tomar en cuenta para alcanzar una comprensión más amplia
y profunda del proceso salud-enfermedad, el cual si bien es un proceso natural
está condicionado por circunstancias sociohistóricas concretas. Una vez que
hemos situado el proceso salud-enfermedad dentro de la perspectiva del
materialismo dialéctico e histórico, es necesario aplicar las leyes y
categorías de esta corriente de pensamiento a fin de orientar la apropiación
teórica de dicho proceso.
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